Noche libre
que a la monotonía me arrojas
tus estrellas no me bastan
para apreciar mi sombra.
Mi mente vacía se aleja
mientras mi cuerpo descansa
en tan insolente nube negra.
Desquiciante droga
que amarga mi lengua
me asciendes a un cielo
donde la luna se quiebra.
Y al mirar mi rostro
en tan pálido espejo
solo revelo
un triste reflejo.
Insignificante pastilla
estancas mi imaginación
y en colores vuelves
tan oscura habitación.
Imploras a tan afilado acero
a tajar piel sin temor
plasmas mi sangre
sin pensar en el error.
Noche sin conciencia
mi aura te sonroja
porque te seduce
para bailar
al compás de mi droga.
Ser ermitaña, droga perfecta
al pensarte la realidad
se aleja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario